Belle de Jour, la prostitución a través de Buñuel

La expresión “belle de nuit”, traducida libremente como “bella de noche”, es una de las fórmulas más políticamente correctas de llamar a las prostitutas en Francia. Son mujeres de la noche, que llevan a cabo sus servicios en la madrugada, abrazadas a la oscuridad como compañera, para evitar ser descubiertas. La expresión sirvió como base para que el escritor Joseph Kessel ideara el título de su novela más conocida, Belle de Jour. La contraposición de la noche y el día en la historia de una mujer que, aburrida de su vida cotidiana y burguesa, decide convertirse en amante profesional. El nombre es además el de una flor que solo abre sus pétalos de día. La novela de Kessel, franco-argentino, es consideraba hoy en día todo un clásico, no solo por su valor literario, sino por dar pie a una adaptación cinematográfica muy reconocida. Belle de Jour se convirtió en un filme de culto gracias a la mano de Luis Buñuel.

El genio español se puso detrás de la cámara para llevar a cabo esta adaptación con una condición sencilla: tener control absoluto sobre toda la película. Veía en la novela un gran artilugio de ficción, pero el cine utiliza otro lenguaje, diferente, más directo, más intenso. Por eso fue el mismo director quien se encargó del guión de la película, junto a Jean Claude Carriere, para tener la historia que deseaba mostrar en la pantalla. Hablamos de mediados de los 60, una época convulsa en Francia, país en el que Buñuel vivía exiliado por la dictadura española. Una película como esta seguramente no podría haber aparecido en otro contexto, y haber llegado tan lejos, como símbolo de la sexualidad como subversión de las clases y el estatus. Belle de jour habla de prostitución, y es de hecho una de las películas que siempre se recuerdan cada vez que se trata el tema del trabajo sexual en el cine, que no dista demasiado de lo que nos encontramos, por ejemplo, en valenciaxx. Pero en este caso es mucho, muchísimo más que eso. Es una película introspectiva que nos muestra el viaje de una mujer hacia su autoconocimiento, a través del dolor y la sublimación de los deseos.

Una obra maestra del cine

Hablar de Luis Buñuel es hablar de uno de los realizadores más destacados del siglo XX. Para muchos, un auténtico genio y uno de los mejores directores de todos los tiempos. Basta con echar un vistazo a su filmografía para comprobar que está llena de títulos indispensables como Un Perro Andaluz, Viridianas, Tristana o la propia Belle de Jour. La mayoría de críticos colocan esta película entre las más destacadas del realizador español, dotado ya por entonces de una técnica depuradísima y de un conocimiento absoluto del medio. La película forma parte de la última hornada de las que Buñuel realizó, pero consigue conservar ese brío y ese magnetismo en la cámara. La dirección de actores, además, es una auténtica maravilla, y la historia fluye correctamente de escena en escena.

Buñuel y su acercamiento al sexo

El director español tuvo que marcharse de su país a producir películas por culpa de la censura a la que se le sometía por parte de la dictadura de Franco. Una película como Belle de Jour, polémica desde su propia concepción, sería inadmisible en un país como España, al menos en aquella época. Las escenas más duras serían cortadas, y eso mutilaría sin duda el proyecto. Por tanto, Buñuel decidió cruzar la frontera y grabar en Francia, con actores franceses, como llevaba haciendo desde hacía tiempo. El resultado es un acercamiento sesudo y mucho más profundo de lo que parece al concepto del deseo como motor de nuestras vidas. La película ha sido analizada desde muchos prismas, pero todos coinciden en que, como buen cine de autor, Belle de Jour cuenta con mensajes muy potentes que tal vez no se vean a simple vista.

Está claro que la película nos muestra las fatalidades que una mujer puede provocarse a sí misma cuando se deja llevar solo por el deseo. Pero parte de la base de que ese deseo, reprimido durante tanto tiempo, es su felicidad, el único motivo para encontrar algo genuino en la vida. Rodeada de lujos pero aburrida por su vida de casada con un arquitecto de lujo, la protagonista, Severine, se introduce en el ambiente del sexo de pago acudiendo a un burdel. Allí da rienda suelta a todas esas fantasías que su marido, demasiado perfecto y amable, no puede satisfacer con ella. Especialmente en temas de dominación y masoquimos, donde Severine, ahora con el nombre de Belle, obtiene mayor satisfacción. Los traumas infantiles y las relaciones familiares frustradas tienen también un gran peso en esta película.

Catherine Deneuve, una diva sexual

La protagonista de la película es una espectacular Catherine Deneuve que ya había comenzado a despuntar años antes como una de las jóvenes promesas del cine francés. Preciosa, con un toque de elegancia inigualable y un cuerpo espectacular, Deneuve atrajo la atención de todos en aquella obra maestra de Polanski llamada Repulsión. La joven, por entonces solo con 22 añitos, se había convertido en un verdadero icono sexual gracias a esta extraña pero hipnotizante película. Seguramente Buñuel tomara nota de aquel papel para darle el de Belle de Jour, pensando en lo perfecta que Deneuve sería para este rol protagonista lleno de sensualidad y morbo.

La chica, todavía muy joven, encandiló a todos por ese papel de esposa objeto aburrida de la vida de lujos pero sin emociones que le daba su marido. Las imágenes en el burdel no son tan explícitas, pero desde luego podemos intuir el cuerpo imponente que Deneuve tenía en aquel momento, seguramente en su etapa de mayor esplendor. No muchas actrices se habrían atrevido a realizar un papel como este, incluso sin la necesidad de salir desnuda. Deneuve se convirtió automáticamente en una verdadera sexy symbol después del estreno de Belle de Jour, y no dejaría ya ese papel jamás, tanto en Francia como en todos aquellos lugares adonde su imagen llegó.

Premios y reconocimientos

Belle de Jour es considerada como una de las películas más importantes de Buñuel, y uno de los dramas eróticos más influyentes de la historia del cine. Estrenada en el año 1967, se llevó el León de Oro ese mismo año en el festival de Venecia, uno de los galardones más importantes de Europa. De la misma forma, fue nominada para un premio BAFTA, el más importante del cine británico, en la categoría de mejor actriz para Catherine Deneuve. La joven intérprete francesa fue sin duda la gran beneficiada de esta película, ya que consiguió ganar diversos premios por su papel. De la misma forma, la prestigiosa revista Cahiers Du Cinema la eligió entre los 10  mejores films de 1967, y su consideración, incluso con el paso del tiempo, ha ido creciendo y haciéndose más importante. Una película sobre el deseo que utiliza la prostitución como excusa para mostrar cómo las fantasías pueden llegar a marcarnos por completo.